Después de pensar que uno de los grandes retos a enfrentar en los años siguientes a la pandemia de la COVID-19 sería la inflación producto de esta, las nuevas tensiones geopolíticas y el conflicto de Ucrania se suman a los nuevos retos por afrontar, implicando crisis en el costo de la vida y afectando las perspectivas del mercado laboral, poniendo entonces en peligro el sustento de los hogares y frenando el crecimiento del empleo.
En ese contexto, persisten en todos los países del mundo altos porcentajes de desempleabilidad, lo que en la mayoría de las ocasiones implica a su vez la falta de protección social de esta población. En relación con lo anterior, ha surgido también en todos los países del mundo una fuerte preocupación e incertidumbre económica que ha implicado la falta de inversión empresarial, contribuyendo así al deterioro de las perspectivas del mercado de trabajo y en su lugar el aumento del empleo informal. La OIT expone también que, con la crisis de la COVID-19 se retomó la incidencia de la informalidad, la cual carece de las garantías que proporciona la relación laboral en medio de un trabajo decente, y que bajo su criterio son fundamentales para alcanzar la justicia social.
La OIT prevé que el empleo mundial crezca un 1,0 por ciento para el presente año, lo que entonces supone una “desaceleración notable respecto a la tasa de crecimiento del 2,3 por ciento de 2022.” Sumado al déficit de empleo, la calidad de puestos de trabajo ofertados no resulta muy aliciente, sin embargo, la necesidad de las personas de tener acceso a mecanismos de protección social ejerce presión para tomar cualquier tipo de trabajo. Sumado a lo anterior, la inflación perjudica la distribución de los ingresos reales, resaltando que para algunos no es posible aumentar el nivel de ingresos de forma proporcional a la inflación, como muestra de ello, el aumento del salario mínimo mensual vigente en Colombia para el año 2023 correspondió al 3,4% cuando el valor de la inflación del año 2022 correspondió al 13,1%.
En este contexto de grandes déficits de trabajo decente y justicia social, la propuesta que expone la OIT para afrontar esta problemática consiste en promover para el año 2023 una “Coalición Mundial para la Justicia Social” con el objetivo de fortalecer la solidaridad mundial y mejorar la coherencia de las políticas destinadas a impulsar medidas e inversiones en trabajo decente y justicia social, y con esto a su vez “acelerar los avances en la reducción de déficit mundial de empleo, reforzar la calidad de los puestos de trabajo y proteger los ingresos reales”. La OIT espera que esta coalición acelere los avances en la reducción del déficit mundial de empleo, refuerce la calidad de los puestos de trabajo y proteja los ingresos reales, entendiendo que es necesario renovar la coordinación de las políticas y el diálogo social.